About Everyday

 


#Isabella

#killerpink

#Beveryday15

#Cerrado

||Noche de feria

||Pasado

||Isabella - Serena



                   Serena no estaba bien pero por exigencias de Isabella, estaban ahí fuera de la feria esperando a poder entrar, no tenía el mejor semblante, eso le pareció irritar a la morena. 


—Quita esa cara, así no se te acercara nadie—Le llamo la atención susurrándole en el oído.


—Lo siento—se disculpo.


Habían pasado seis meses desde que salió de la cárcel y ahora que estaba en otro país con una nueva identidad, podía hacer lo que quisiera, y se le ocurrió que matar era la mejor forma de celebrar. Por el encanto de ambas, el vigilante ni siquiera les reviso la mochila, que si lo hubiera hecho seguro las detiene por los cuchillos que llevaba, cuando entraron era apenas seis de la tarde y comenzaba a oscurecer, pero no tardaron en encenderse las luces viendo mejor los juegos y amenidades, cada una agarro por su lado, siendo Isabella quien fue hacia las sillas voladoras, no era su juego preferido, pero era de los cuales muchas parejas iban y fue que ella notó a un par de chicos que eran gay, justo el día siguiente era la marcha del orgullo, según leyó aquella mañana, así que ¿Por qué no hacer algo memorable? 

Cuando subió se sentó detrás de ellos, había preparado una inyección con una solución para dormir, pero usaría una jeringa hipodermica, para que fuera menos notorio. 


Tanto Isabella como Serena llevaban una, así que al bajar del juego ella misma inyectó a uno, y no tardó en que le hiciera efecto. 


—¿Andre? ¿Andre que tienes?—decia, pues de repente se sintió mareado.


—N-no, no lo sé... Me comenzó a dar mucho sueño—le respondió y en eso se acercó Isabella 


—¿Puedo ayudar en algo? Soy enfermera—distrayendolo, en lo que Serena al verla supo que hacer y también inyectó al otro muchacho—¿Comieron algo?


—N-no se—parecia preocupado, y también se comenzó a sentir mal. 


Al final ambos cayeron dormidos y se los llevaron, entonces los detuvieron en la entrada.


—Oh, nuestros amigos se sintieron mal—dice Serena en ese momento, mirando a Isabella—Los llevaremos a sus casas.


—¿Qué comieron?—dice lo que parecía un médico, acercándose a ellos. 


—No lo sabemos, en un momento nos separamos, cuando apenas los habíamos encontrado—le dice Isabella —Y después los vimos así.


El médico no muy convencido les dice a los guardias que las dejé ir con los muchachos. 


Era temprano así que fueron hasta la casa de los chicos primero, sacaron varias cosas y después se fueron a una bodega que rento con un nombre falso; a eso de las diez despertaron y se vieron amarrados no sabían dónde estaban y no se veían porque una lámpara les daba en la cara a los dos. Cuando se trataron de mover, unas cuerdas comenzaron a tensarse. 


—Yo no me movería si fuera ustedes—Les dice con suficiencia—si soy la enfermera del parque y ustedes aún no lo saben pero son cadáveres, simples recipientes que servirán para dar un espectáculo mañana. 


—Te atraparán, no sabes quién soy yo—le dice el chico que se llamaba Steffan.


—Si se quien eres—lo había visto en su licencia para saber donde vivía, y de paso busco información—eres hijo del ministro de justicia alemán, ese mismo que condena a los chicos como tú y que por lo visto no has tenido contacto con el desde que vives con André ¿Qué será? Cinco años. 


Comenzó a jugar con el cuchillo y a pasarlo por la piel del otro muchacho, quien gritaba.


—¡Detente! ¿Qué es lo que quieres? Acaso ¿Eres una chica despechada?—dice esto distrayendola.


—¿Crees que soy eso?—Isabella estallo en carcajada—yo no soy así, o pregúntale a Serena, si fuera despechada te habría matado hace tiempo, además es la primera vez que te veo, no seas tan engreído y cállate que me desconcentras.


Volvió con André y le siguió torturando al menos dos horas para después de ello cortarle la garganta, para que se desangrara. Mientras se ahogaba, fue con Steffan quien se estaba asfixiando ya que entre más se movió para acercarse a su novio. 


—Entonces eres una homofobica—estaba llorando porque pudo escuchar los último sollozos antes de morir de André—Odias a los homosexuales. 


—No te creas tan importante con ello—le dice haciéndole un corte en su piel, largo y profundo—tu orientación sexual no me importa, ni tu género, he matado a hombres y mujeres por igual, no me interesa eso, lo que me importa es el dolor que les causo, el como gritan y cuando están al límite o suplican por su vida o por su muerte. Nunca se sabe. Por mi puedes ser Heterosexual, Bisexual, Asexual, Transgénero, Transespecie, no me importa. Lo que si me importa es cuánto gritaras.


Y después de aquel discurso y comenzó hacer más cortes, incluso en su vientre con la cual comenzó a quitarle varios pedazos de músculo, escuchando sus alaridos, ya que los cortes en su piel no le hacían gritar, aunque más bien se aguantaba, pero que le cortará un pedazo de piel, solo hizo que Isabella se excitara. 


Los cortes profundos los cambio por hacer disecciones en secciones de su piel mientras estaba vivo, terminando por desmayarse y como no tenía mucho tiempo, lo degolló como lo hizo con su novio. Su ropa toda manchada la hecho en un bote y camino desnuda hasta donde estaba Serena quien estaba imprimiendo algo. 


—Vaya, ese curso de fotografía sirvió—dice Isabella halagandola—¿Ya es todo? 


—Si, ya es todo ¿Qué quiere que haga?—pregunto con suavidad.


—Ve a dejar estas fotos a la casa y claro la chaqueta que traía—se la da a Serena—en teoría podríamos desaparecer, pero le quitaría la emoción de ser sospechosas. 


—¿Qué planea hacer?—le dice Serena.


—Es mejor que no preguntes, nos vemos en casa—Le dice y le da un beso en los labios, tomando desprevenida a Serena. 


Cuando se fue, ella termino el trabajo con una sierra para desmembrarlos, la sangre no se desperdicio porque la gran mayor termino en botes, cuado terminó de desmembrarlos, los órganos se los saco y unos hombres fueron por ellos, está vez no los dejaría para ella, sino que los vendió al mercado negro. Pagandole una generosa cantidad de dinero. 


Al irse aquellos hombres que se le quedaron viendo, con deseo, se vistió con ropa diferente, ya que la suya estaba quemándose en un contenedor.


Por la mañana del día siguiente fue al lugar donde estaba la caravana para la marcha del Orgullo, busco un vehículo y para su suerte había uno que tenía un contenedor que parecía tiraría pintura, ella cambio la pintura por los dos botes de sangre, y mezclada con pintura roja, y de mis miembros más pequeños que podía llevar, dedos y los penes y testículos de ambos. Para cuándo sucedió el evento, y todo paso, ella estaba lejos, pero pudo verlo en vivo, pues el paseo sería transmitido por internet, ella estaba quemando el auto lejos de la ciudad y fue cuando Serena la fue a recoger.


—Vi lo que hizo ama ¿Era necesario?—Le dice Serena, sabia que le cuestionaría.


—¿Necesario? No, pero divertido si, además ver toda esa gente correr despavorida—la carcajada de Isabella ensordecio a Serena—cuando se dan cuenta que hay dedos, de manos y pies, y la lengua y las orejas, fue bastante gracioso. 


—Pensaran que es crimen de odio—le dice Serena—Nos traerá muchos problemas.


—Tranquila, para cuando sepan la verdad, al menos habrán muerto más personas—le dice Isabella con tranquilidad, mientras cierra los ojos—Pasemos por unas hamburguesas antes de ir a casa. 


Fue una noche productiva, así que se merecían su descanso y comer bien. 

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