Psychopath

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                 Todos los días en la preparatoria le decían cosas que le molestaban, hasta que lastimo intencionalmente a una chica que se había burlado de su ropa, ya que su madre estaba pasando un mal momento que llegó a tener problemas para poder planchar su ropa como debería, Isabella siempre fue buena hija, jamás le dió problemas a su madre, pero que no se metieran con ella o su madre porque no le importaba nada en lo absoluto. Así que cuando lastimo a sus compañeras, y fue llamada a la dirección, ella no mostró arrepentimiento alguno, a pesar de la amenaza de ser expulsada. 

Su madre se comprometió a que iría a terapia, aunque esto no le gusto, finalmente termino aceptando. 

—¿Por qué lo hiciste?—pregunta la psicóloga.

—¿Por qué? Porque se lo merecían—le dice una Isabella adolescente —Ademas disfrute ver sus cara de horror.

—¿Lo disfrutaste?—La volvió a cuestionar, había alzado su mirada, analizandola.

—Por supuesto, la forma en que súplicaban por no sufrir más daño—Dice la joven—las habria matado, pero todos estaban viendo, así que solo las humille por todo lo que ellas me hicieron.

La doctora quedó sorprendida, porque esos pensamientos, no eran de alguien cuerdo. Poco a poco fue dándose cuenta que la joven Isabella no solo no sentía empatía, podía enojarse con facilidad, que era una manipuladora. Hasta que llegó a un diagnóstico, pero además de ello, era muy lista. 

El último día le confesó a la doctora lo que le había hecho a un niño un año menor que ella, cuando tan solo tenía seis años, todo porque no paraba de llorar, además de contarle lo que hizo al perro de una vecina.

—Si, si ya se que me diagnóstica como una completa Sociopata, una psicópata y se lo acabo de confirmar—Dice Isabella con orgullo, se puso de pie y en un movimiento rápido ya tenía una navaja contra su garganta—Pero usted no dirá nada a nadie, sino quiere que su esposo sea un cadáver, porque usted... Usted ya lo es, desde el momento que comenzamos estás ridículas sesiones. 

Podía sentir como la amenaza era real, la navaja lo era, su actitud también, iba a decirle algo para disuadirla, pero fue callada con un dedo en sus labios.

—Callese doctora, por primera vez cállese y no diga nada, sino quiere que haga realidad el hacerla un cadáver—dijo colocando después el cuchillo, rompiendo lentamente los botones hasta abrir la blusa—Tiene muy bonitos pechos, sería una lastima que los perdiera, se alejo y tomo su mochila—recuerde doctora, su vida es mía, morirá cuando y como yo quiera. 

Una ves dicho eso se alejo hasta la puerta—Hasta luego doctora, cuidese, no vaya a ser que tenga un accidente—le lanzó un beso y asoto la puerta, ese le despertó del transe.

Comenzó a llorar, ¿Cómo era posible que ella siendo Psicóloga y próxima doctora conductual, se dejará envolver así? Sin duda alguna aquella jovencita era todo un caso, y resultaba aterrador porque tenía solo diecisiete años y presentaba una conducta de todo un sociopata, aunque la definición más precisa sea Psicópata.