관능적 인 대담

 

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||관능적 인 대담

||Pasado

||Isabella - Mariela - Emma 



                 Había decidido no dormir así que desde las dos de la mañana cuando dejo de ver las fotos que le había tomado a Serena, le parecía exquisito verla desnuda y con marcas de azotes, de todos y cada uno de los golpes cuando no podía ir de cacería porque debía esperar antes de llamar demasiado la atención; cuando terminó fue a ver a Mariela quien aún dormía, así que saco una maleta de debajo de la cama se desnudo para poderse cambiar de ropa, mientras aun dormía en la cama deleitándose con su figura, incluso antes de terminar de vestirse se acerco y la observo de cerca, pasaba su nariz por el cuello sintiendo el aroma de su piel suspirando pesado al sentir aquella sensación. 


—Olerte hace que me abra el apetito, pero también me haces mojar Mariela—Todo aquello lo dijo en un susurro.


Cuando dejo de estar observándola se vistió con un pantalón de mezclilla, con un brassiere en color negro, una G-string de encaje y antes de colocarse la blusa su teléfono sonó en ese momento.


—Ya estoy aquí—No dijo nada, solo corto la llamada saliendo hacia la entrada donde bajo Serena del lado del piloto y con la novia de Mariela en el asiento del copiloto bajándose de inmediato.


—Hola, tu debes ser Emma—Hablo por cortesía.


—¿Dónde esta Mariela?—Esta ni siquiera le saludo, quería llegar con su novia.


—Adentro.


Ni siquiera tardo en meterse encontrando la mesa con una cena claramente romántica, además del vomito y un poco de desastre, hasta que escucho la leve tos que escucho al fondo, corriendo hasta la habitación donde la encontró con aquel vestido entallado, pero sobretodo le llamo la atención aquel tatuaje que tenia en su vientre, no se lo había visto nunca, a pesar que le habría visto desnuda en innumerables ocasiones. En ello cuando escucho los pasos en el pasillo se apresuro por querer levantarla de la cama.


—Déjala donde esta—Le dijo Isabella apuntándole con un arma, al verla iba a sacar su arma pero vio que apunto a Mariela.


—A ella déjala en paz, dispárame a mi.


—Claro que lo hare, pero aun no, Serena quítale el arma del tobillo y la de su cadera—Serena le obedeció quitándole primero el arma del tobillo entregándosela a Isabella, sin embargo cuando intento quitarle el arma de su cadera, le tomo del cuello y trato de cubrirse con ella amenazándola—Déjanos ir o juro que la matare.


Isabella se mofo de aquel intento de escapar, pero no dejo de apuntarle a su ex, incluso jalo el percutor del arma sin un ápice de duda.


—Adelante mátala, no me importa. Pero a ti si te importa Mariela ¿Verdad? No te gustaría verla morir—Una risa bastante divertida y sádica.


—¡Maldita ¡Déjala! Juro que la matare—Temblo su mano para poder jalar el percutor


—¡Suelta tu estúpida arma! O las cuatro saldremos en bolsas de cadáveres—No alzo la voz pero su tono de autoridad hizo que aquella mujer que era policía pensara que se había topado con lo peor y no se equivocaba. 


No quería ceder, pero ella no era una desalmada, se notaba que la mujer llamada Serena estaba bajo coerción o algo parecido, no le quedo de otra que soltarla y entregarle su arma a la mujer quien parecía asustada; luego de ello trajo una silla cuando no se dio cuenta que Isabella se lo había ordenado; Mariela aun no terminaba de despertar que todavía le dio tiempo para amarrar a Emma y dejarla frente su novia, para esto Isabella había atado las manos de su ex a la cama, por ello pudo dejarlas a solas. Serena a pesar de sentirse en peligro seguía con tenerle más miedo a Isabella que la amenaza de aquella mujer. Cuando escucho murmullos y que le gritaban a ella, supo que Mariela había despertado.


—Vaya, vaya ya despertó la zorra de mi ex—Se mofo de forma divertida y ladina de Mariela.


—Cállate Bella.


—Una vez más me vuelves a decir Bella y te corto la lengua y sabes que lo hare o quieres que te recuerde lo que le paso a Halley—le sujeto de la mejilla, apretandole el mentón.


—¿Qué le paso a Halley?—Cuestiono la policía, tratando de safarse.


—Anoche nos lo comimos en la cena, estuvo delicioso ¿Verdad, amorcito?—Isabella se rió porque recordó como reaccionó su ex y eso fue bastante satisfactorio.


—¡Monstruo! Me das asco—Isabella lo único que hizo fue burlarse pero como ya las tenia ahí a las dos, era hora de jugar la segunda parte de su plan.


—Por lo que me di cuenta, no sabes nuestra historia de amor, deberías saber que hicimos pacto de sangre—Le comenzó a contar—tuvimos sexo en muchos lugares y sobretodo asesine por ella.


—¿Qué? ¡No! Eso no es cierto, jamás te pedí eso—Entre lágrimas se lo decía


—Por supuesto que si, me lo pediste porque ellos habían querido propasarse contigo que sino lo hacia nos podrían hacer daño.


Para todo esto ya se había tumbado a su lado pasando su mano por el contorno de su cuerpo, Mariela tratando de alejarse pero no podía porque el estar atada se lo impedía.


—Suéltala… ¡Te dije que la sueltes!—estaba forcejeando por safarse, pero no podía, simplemente le era imposible.


—O ¿Qué?—Ni siquiera le presto atención realmente pues cuando bajo hasta las piernas, los muslos de Mariela. 


Pudo acariciar su piel metiendo mano bajo el vestido abriendo sus piernas, a pesar de los gritos de Emma y de las suplicas de Mariela en cuanto a que dejara de tocarla, pero ignoro los gritos desesperados de su novia y el llanto de su Ex, entre más tocaba la entrepierna de su ex, más parecía mojarse y eso le

 gustaba mucho por lo que comenzó a hacer aquellos roces mas rápidos y fuertes haciendo que comenzara a sentirse cada vez más caliente porque aunque Mariela estuviera llorando a ese punto, ya estaba comenzando a gemir, parecía disfrutarlo aunque nada más lejos de la realidad e Isabella estaba consiente de ello pero seria una excelente tortura para la actual novia de su ex.


—Vaya zorrita que resultaste, mira lo mojada que estas—Lo dijo con sorna y descaro, mirando ladina a Emma chupando sus dedos. 


Quien trato de zafarse pero ante su imposibilidad de hacerlo, grito de frustración, causando la risa de Isabella quien tomo la navaja para colocarse ahora entre las piernas de su ex, quien trato de patearla y al sentir un golpe, se enojo dándole una bofetada. Entonces se paro y fue con su novia.


—Si sigues de malcriada tu noviecita pagara las consecuencias, recuerda lo que le hice a tu perro y a esos chicos, sabes que soy capaz de eso y más—Para esto le hizo un corte bastante profundo en su cabeza en la frente, haciendo que el grito fuera más bien un alarido.


Mariela suplico que no le hiciera nada, que podría hacerle lo que quisiera;


—Que patética y débil eres, pero mejor para mi.


Regreso a la cama donde se subió gateando hasta que quedo cerca de sus piernas, con la navaja le comenzó a romper el vestido hasta que pudo quitárselo, la ropa interior de la castaña se le veía preciosa, los labios vaginales se marcaron gracias a la humedad, el aroma de su sexo era exquisito, así que no dudo en sacarle aquellas bragas y romperle el brassiere, con su ex a su merced, comenzó sin demora a hacerle un oral y aunque no quería gemir en realidad no podía controlarse, en lagrimas le pedía perdón a su novia, se sentía mal porque su cuerpo parecía disfrutarlo, sus reacciones eran claramente de alguien que lo disfrutaba, aunque ella no lo disfrutaba.


—Sigue gimiendo como la zorra que eres, seguro no te dijo pero a Mariela le gustaba que lo hiciéramos en lugares donde pudieran atraparnos.


Le estaba contando a Emma quien lloraba y le gritaba se detuviera, pero apenas estaba comenzando, además recordaba el sabor de sus fluidos con tanta claridad que lo disfrutaba en verdad. Quería más de aquellos gritos de Mariela, así que cuando se puso de pie fue por un estuche del que saco un dildo con arnés, en realidad jamás había usado uno con ella, si su memoria no fallaba aquello le haría llorar más; por ello se quito la ropa frente a las dos mujeres, burlándose de Emma quien aparto su vista.


—Vaya, al parecer la noviecita le puse nerviosa—La verdad no le importaba estar desnuda frente a tres mujeres, porque si, Serena no se fue a ningún lado, miraba lo que hacía su ama.


—Púdrete.


Ignoro el comentario y se coloco el arnés que traía un dildo pequeño en su parte interior, aquello le hizo suspirar, cuando se acerco la castaña se aseguro de pasar el dildo entre los labios vaginales, incluso presiono este con fuerza antes de metérselo; en otras circunstancias habría usado condón con ella o cualquier chica, pero con la mujer en su cama no le importaba, así que de una sola embestida le penetro hasta la mitad, haciéndole gritar de dolor por lo ancho del objeto que le penetro, sin duda se sentía profanada, pero no hubo un segundo de paz para ella porque comenzó a moverse y aunque no quisiera después de varios minutos con su rubia ex novia penetrándola causaba gemidos que no podía callar, a pesar que se mordía sus labios para causarse a si misma dolor en el proceso, no podía controlar sus gemidos o los movimientos pélvicos que buscaban más de las embestidas, haciendo que fueran mas profundas.


—Anda, así muévete zorra—Se inclino a besarla en el proceso sin detenerse, correspondiendo a sus besos cargados de pasión.


Aunque inconscientemente, porque en realidad estaba llorando porque no había forma que ella estuviera disfrutando siendo violada, ultrajada por aquella mujer que alguna vez le dijo amarla, eso quizás era lo que más le dolía a Mariela; por su parte Isabella lo disfrutaba en todo sentido, el que le doliera a su ex le importaba poco, el que suplicara le hacia sentir repugnancia por lo débil, que gritara de dolor le hacía un completo deleite, que la novia le gritara le parecía gracioso e ironico, que luego de pasados unos siete minutos, salio de ella, sintiendo el dildo todo lleno de fluidos, pero en ese momento para continuar con la tortura, le soltó de los amarres para poder ponerla de lado, jalando la cuerda para amarrarla de las esquinas pero quedando empinada, con su trasero alzado.


—Mira este precioso culo ¿Alguna vez la tuviste así? A Mariela le gustaba que la pusiera así, la vas a escuchar ahora gemir como perra en celo que es—denigrarla y humillarla, era parte del proceso de liberarse de aquello que ella creía que la hacía débil. 


Le volvió a penetrar con rudeza y sin tiempo a recuperar el aliento comenzó a moverse, también estaba sintiéndose excitada porque el golpeteo contra la pelvis de la castaña causaba que ella también se autopenetrará con el dildo en la parte interna del arnés, en algún momento la rubia comenzó a darle nalgadas, y Mariela a este punto ya no podía controlar sus gemidos y las palabras como “Follame duro” cosas que calentaron más a Isabella, hasta que inevitablemente llego el orgasmo de ambas, con las nalgadas que le dio y las rudas embestidas, incluso enterrando sus uñas en la piel de la joven mujer.


—Sabia que aun eras esa perra en celo—Mascullo entre jadeos.


—¡Déjala en paz!—gritaba de desesperación.


Se ríe Isabela al escucharla.


-Oh, había olvidado que estabas ahí ¿Disfrutaste el espectáculo?—Le cuestiona mientras sale de Mariela—Ver a tu amada novia siendo toda una golfa disfrutando que otra se la folle y que su novia la vea.


—¡Cállate estúpida!


Isabella al momento que ella le hablo unas ganas de golpearla le entraron pero hizo algo mejor, se puso un guante y tomo el arma de la mujer a quien tenía atada en la silla, sin ningún tipo de titubeo le disparo al pecho tres veces, por la cercanía a ella termino salpicada de sangre, sin duda esto le excito mucho más.


El estruendo asusto a Serena que corrió hasta la habitación ya que verla violando a Mariela fue demasiado y tuvo que salir de la habitación y se fue a encerrar en el auto, aún así desde el auto había estado escuchando los gritos y gemidos e incluso los disparos que le hizo saltar de su asiento en ese momento, entrando con apuro ignorando a la mujer desnuda y amarrada, viendo a Isabella igualmente desnuda con el arma en la mano y manchada de sangre.


—Llegaste a tiempo—Claro habia notado su ausencia—limpia este desastre por favor, iré al rio a lavarme y tu pequeña perra después volveré para continuar con lo nuestro.


—Muérete—Tenia lágrimas en los ojos porque simplemente no podía creer que frente a ella estaba el cadáver de su novia.


Salió primero quitándose el dildo y después lo hizo de aquella casa hacia el sur para darse un baño en el rio cercano a unos cien metros, solo se puso unas sandalias, llevando una toalla que llevo consigo, tenía otros planes con su ex, quizás tenerla secuestrada por varios meses hasta que se fastidiara, nadie lo sabía, ni siquiera ella misma.

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