This is my life

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||Algo del pasado

||Pasado

||Sari

                 Era una intrincada mañana del primer mes del undécimo día, bajo las frías nubes cuando la siguiente generación de reina nació en el Castillo Seelie, bajo el signo de capricornio, aún cuando la astronomía ni siquiera había sido usada por los humanos para hacer sus horoscopos; creció en un ambiente opulente, pero a la vez el más estricto posible que ni siquiera las princesas de los reinos más importantes de los últimos dos mil años tuvieron tal educación, ya que la mayoría de ellas no tomarían un reino y mucho menos uno tan difícil donde debían cuidar de sus súbditos y no depender de ellos realmente. No fue sino hasta que le tocó convertirse en Reina de su pueblo que conoció a su padre.

Nada menos que el Arcángel Gabriel, para Sari fue una sorpresa, recibió un saludo solemne antes de siquiera saber quién era el, cuando lo supo su reacción de sorpresa fue evidente y entonces el se acercó a ella en un sitio apartado.

—Me alegra saber que creciste sin parecerte tanto a tu madre...Sari—el tono que uso su padre fue benevolente y sincero—Lamento que me conocieras en estas circunstancias.

—Si, si lo sé, da igual—No estaba siendo grosera, pero no quería estar ahí.

—Se que no quieres estar aquí... Solo quiero darte esto—le extendió una pluma blanca en una caja—Si necesitas algo, puedes llamarme con ella y también sirve para otras cosas que quizás descubras.

Sari no sabía que pensar, porque ella no solía confiar así, su madre le había dicho muchas cosas y sinceramente no le creía ni a ella. Pero guardo el obsequio como algo tan preciado que ella misma lo guardo en su habitación. 

Para los años subsecuentes, consiguió mantener una buena relación con los subterráneos, incluso gracias a ella los nacientes Shadowhunters pudieron conseguir una alianza de paz con los vampiros, los lobos y los brujos principalmente, claro tambien con los angeles caidos, al menos algunos de ellos. 

Llegó a relacionarse sentimentalmente con algunos Seelie, pero no sé sentía atraída por ellos, quizás por simple Biología pues es sabido que entre Seelie los pequeños nacían débiles en su mayoría y terminaban intercambiandolos por bebés humanos. Su primera relación formal fue con la Alfa de una manada de Lobos, era bastante demandante y claro al principio quiso complacerla, pero con el tiempo se dió cuenta que que no estaba para complacer a nadie, sino para ser complacida, claro le costó lágrimas y un tiempo considerable recuperarse.

Su siguiente relación formal fue con una vampira, pero ya habían pasado más de dos mil años de su primera relación, lo curioso es que está también era una relación de poder, ya que resultó que era la Reina de los vampiros, y no estaba dispuesta a ceder en nada.

Extrañamente no estaba enamorada de ninguna de las dos, sus únicos amores fueron dos humanos sumamente listos, eran especiales en cierta forma, quizás por eso termino flechada por cada uno. 

Claro su tercera relación formal fue completamente distinta, no era un subterráneo, tampoco humana, aunque en su momento lo creyó así, le termino enamorando, por su forma tan única de ser con ella, le trataba con respeto, pero también demostraba cariño y amor, le fue llenando el corazón con emociones, le dió lo que nadie más le quizo dar: su lugar sea como Reina de un basto pueblo o como su pareja. Eso solo basto para quere unir su vida por el resto de su existencia en una boda el treinta y uno de Diciembre del año dos mil veintitrés.

°°°

—Y es así como ahora estamos casadas mi amor—Todo eso le había contado mientras danzaban en el medio de la sala, al ritmo de algún vals—Tambien tengo algunas cartas que he escrito... Espera deja te enseño algunas.

Le dió un corto beso y fue hasta su habitación y saco de un cajón, una caja mediana dónde tenía la pluma de su padre y otros tesoros, como el regalo primero que Alexandra le habia dado.

—Mira, creo que esta estaría bien—era una carta a Beethoven. 

Continuará...

Era la última que le escribió, cuando ella supo que había muerto.