No hay nada más que hablar
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||No hay más que hablar
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||Diana
No hay más que hablar - Morat
Había elegido no salir de su departamento, igual era un día flojo, era cuatro de Julio y básicamente sus clientes tenían ya su día con la familia, desde algunos congresistas hasta el Alcalde de la Ciudad, solo un par de chicas vivían con ella en su departamento y una de ellas de nombre Tiffany le pidió permiso de salir.
—Madame Diane ¿Me daría permiso de salir a dar un paseo?—Siempre era más respetuosa que las demás, quienes le llamaban por su nombre y hacían lo que querían, por esa razón podría decirse que era su favorita—No tardaré.
—Solo cuídate mucho ¿Quieres?—Le dice, mientras esboza una sonrisa—Lady Sombra debe volver sana y salva.
La joven rió bajito, acercándose a darle un abrazo, HyunA se quedó helada en aquellos momentos, suspirando cuando esto paso, haciéndole recordar algo del pasado, antes de ser la Madame Diane, había sido bailarina y en aquella época conoció a una mujer que le encantó.
Una canción comenzó a sonar en su app de streaming y aunque entendía español, no era buena hablándolo.
°°°
Tenía más de veintiséis años cuando conoció a Jessica, una mujer que era un poco mayor que ella, también era bailarina exótica como ella, pero además le gustaba ganar más dinero y para ello se prostituía, por lo que Diana aunque no tan de acuerdo igual le apoyaba, le ayudaba a pagar sus exámenes de laboratorio, cuidaba de ella cuando algún cliente le golpeaba de más, se amaban, a su forma más retorcida, pero se amaban, ni Jessica quería dejar ese mundo, ni Diana buscaba que ambas salieran.
Sin embargo una noche llegó toda llena de moretones, golpes en la cara, el labio partido y la ropa desgarrada, además de verla con lágrimas, ella no podía curar muchas de sus heridas, así que debió llevarla al hospital. En dónde le dijeron que Jessica había sido atacada sexualmente, que debian hablar a la policía.
Ella acepto y estuvo con ella hasta el juicio, pero ya las cosas no fueron lo mismo, pelearon más seguido y de forma constante.
—Jessica déjame ayudarte—Le dice Diana con total vehemencia—se como te sientes...
¡Grave error!
—¡¿Sabes cómo me siento?! Acaso ¿Te golpearon? ¿Te jalonearon?—Dijo histérica y evidentemente enojada.
—No... yo...
—Acaso ¿Te escupieron? ¿Te forzaron a ser penetrada no una, sino varias veces? ¿Te humillaron?—Dijo y a cada pregunta, fue una negativa de parte de Diana—Obvio que no... Cuando te violen me...—se quedó callada hasta se cubrió su boca por lo que dijo.
—E-entiendo.
Se puso de pie y tomo su maleta que siempre usaba para ir a trabajar.
—Lo siento, Diana... No quise decirlo—le dice alcanzandola en la puerta —Yo, solo... Estoy bajo...
—Bajo mucho estrés, eso lo se, no te preocupes—Seguia sentida en aquellos momentos y le dolía el pecho.
Se safo del agarre y le dijo que se iría a trabajar.
Sinceramente se sintió destrozada por la situación, le dolía que su pareja le dijera aquellas palabras, sinceramente no se las espero y menos porque ella ama tanto a Jessica que daría todo de sí por ella.
Pero aquella noche tomo el riesgo, por alguna razón sabía cuando un hombre era peligroso y aquel día no fue la excepción, pero a diferencia de otros días, prefirió ir con este, al menos al privado primero. Cuando se negó a hacer algo el tipo le propinó una cachetada fuerte, que le hizo arder la mejilla. Aquello le hizo reaccionar y con ello llamo al guardia y este al llegar le pregunto como había terminado lastimada de la mejilla, ell guardia de seguridad era un hombre de 1.90 de altura y una musculatura prominente, cuando Diana le dijo lo sucedido, lo saco del club y junto con el otro guardia lo golpearon hasta dejarlo tirado en el callejón de alado.
Cuando volvió a su casa, se topo con una nota simple.
"Lo siento, necesito lidiar con esto sola"
•••
Tiempo después y cuando cumplió treinta y dos años, aún trabajaba como bailarina exótica, pero ya tenía suficiente dinero para independizarse y hacer algo por si misma, cuando le avisaron que había alguien esperándola en su camerino, al entrar se topo con la persona que menos espero.
—Jessica—apenas dijo, llevaba nada de ropa, pero rápidamente se puso su bata de seda—¿A qué debo tu visita?
La mujer que tenía algo así como treinta y cuatro años, pudo sonreír—Diana... Es bueno verte—No pudo evitar morderse el labio inferior al ver el cuerpo de quién fue su novia, estaba más hermosa de lo que recordaba.
—¿A qué has venido? Dímelo Jessica—ignoro que le mirara como lo hacía cuando terminaba su rutina y se veían en su camerino.
—Vine para decirte que estoy mejor—comenzo diciendo en aquel momento, mirando a su ex con una pequeña sonrisa en sus labios—Sali hace un par de semanas del hospital.
—Me alegro, pero eso no me dice porque estás aquí—Le responde sería cruzada de brazos, bajo sus pechos—ya dime ¿Qué quieres?
—Verte, necesito disculparme por lo que te dije—Comenzo diciendo primero—fui una idiota por no entender que estabas para mí, pero me sentía rota no solo por fuera, sino por dentro que no ví lo que tú hacías por mi.
Aquello le tomo desprevenida, porque solía ser ella quien terminaba pidiendo perdón por cualquier cosa, aún si ella no tenía la culpa—Bien... ¿Gracias? A eso viniste, entonces ya puedes dejarme sola para poderme vestir—Dice caminando para ir a buscar su bolso, pero siente que le toma del antebrazo.
—Tambien vine por ti—comento sin dejar de mirarle a los ojos, si bien era mayor a Diana, era más baja—vine porque aún te amo y quisiera que volviéramos.
—¿Volver? —Se cuestiono a sí misma, antes de decirle algo y en respuesta un asentimiento recibió—No, no creo sea posible, porque yo ya no te amo, yo viví este dolor de sentirme insuficiente para ti, de no saber siquiera dónde te metiste, incluso les dijiste a tus otras amigas que no me dijeran dónde estabas, tarde en entender que no fue mi problema—Se giro completamente para verla directamente—que yo estuve ahí todo el tiempo, a tu lado acompañándote, que no fue mi problema estar a tu lado dandote el apoyo que creía necesitabas, ¿Sabes que estuve apunto de cometer la locura de dejarme violar por un cliente? Esa misma noche que tú te fuiste y que quiera disculparme por presionarte. Loco ¿No?
Alargó un suspiro antes de continuar.
—No, no quiero volver contigo, porque aprendí a amarme a mi misma y se que si vuelvo contigo, habré dado un paso atrás—reitero sin un apise de duda en sus palabras—No hay más que hablar Jessica.
Jessica de todo lo que escucho le dolió saber que de su locura y las palabras tan hirientes que dijo, Diana estuviera dispuesta a dejarse violar, cuando ella era quien siempre le ayudo en todo.
Con un nudo en su pecho entendió sus palabras.
—Lo siento si te lastime y no creo que existan palabras para curar lo que hice—Le responde dando un paso atrás—tienes razón ni existe forma que pudieramos volver. Discúlpame.
Apesar de que Jessica no aceptaba su cultura, aquella noche hizo una reverencia y la verdad eso tomo desprevenida a Diana. Se despide de Jessica y al final cuando se queda sola, rompe a llorar. Apesar que la había extrañado enormemente, no quería volver con ella y sintiendo como se había sentido antes.
°°°
Cuando la canción termino, una lágrima bajo por su mejilla, en ello una muchacha entro, era Abigail, una jovencita de 18 años bastante atractiva, pero que por alguna razón la misma confiaba en ella.
—¿Sucede algo, señorita Diana?—Le cuestiono, y al escucharla, dejo el teléfono y apagó el aparato de dónde salía la música.
—No, no sucede nada... Tranquila Abigail ¿Ya recuerdas quién eres?—pregunto como cada día, recibiendo una negativa de su parte—No te preocupes, pronto recuperarqs tu memoria.
—Siento tan lejano ese día, pero gracias por preocuparse por mi—La jovencita sonrió y salió de aquel lugar, luciendo solo unas bragas y un brassiere, parecía cómoda así.
Los recuerdos de un amor que le dejo el corazón destrozado, aún después de catorce años le seguían doliendo como si apenas hubiera ocurrido.
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