My potato head

 

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#Cerrado

||Cuando quisieron cambiarme

||Pasado

||Andrea



                 Su padre le mando a decir que debía dejar la casa, principalmente porque ya iban a volver, pero Andrea no quería dejar su hogar, sin embargo conoció a un hombre que le prometió la luna y las estrellas, un alpha de familia adinerada, el se lo dijo y claro, como no creerle cuando le regalaba ropa de diseñador, ropa que le pedía usará.


Había decidió hacer caso a Alejandro —Asi se llamaba el hombre— incluso de ir a vivir con el a su casa, una casa preciosa y más grande que la de su infancia y dónde vivia. 


Con forme iban pasando los días las semanas, quería que se comportará de una forma, que hablara de una manera, que se expresará de cierta forma, incluso le mandaba al gimnasio para que tuviera un cuerpo más tonificado. Incluso llegó a mencionarle sobre algunas cosas que quería se hiciera, hasta aquella noche. 


—Mañana debes ir con el médico, Lana te dará la dirección—le dice a Andrea quien tenia una sonrisa en sus labios hasta que escucha lo del médico. 


—¿Por qué?—alza su cabeza para verlo a los ojos, acababan de hacerlo y estaba feliz, pero aquellas palabras le confundían. 


—Porque quiero que te hagan un aumento de tetas—le dice sin ningún tacto, solía regañarle cuando usaba lenguaje vulgar, pero el solía usar este mismo lenguaje hacia ella—Para que las tengas más grandes.


—¿No te gustan mis pechos?—Pregunto un poco dudosa.


—Si, pero si las tienes más grandes, joder podrías hacerme unas buenas rusas—Le dice mientras tomaba una copa de vino—Ademas te verías más hermosa, que es lo que importa ¿No?


—B-bueno...eso sí—No sabía si era correcto. 


Pero lo último si que le llamo la atención y rompió su corazón.


—Y cuando te recuperes de esa operación—Le dice esto dando un trago a su copa, generando expectacion—Te harán otra, para extirparte el pito y te hará. El canal propicio para que pueda preñarte por tu nuevo coño. 


—¿M-mi pene? P-pense que me aceptabas como era—le dice, ya sentía un nudo en su garganta, lágrimas amenazaban con salir—siempre me dijiste que te gustaba así. 


—Mira, mi familia siempre se ha casado con chicos como tú, y los operan y cambian para que sean todas unas hembras—Dice esto y al haberle dicho "Chicos como tú" lo dijo de una forma tan despectiva que le dolió a Andrea—o ¿De verdad creíste que me trague el cuento que cambiaste solo porque si? Por favor, te hormonizas, así como lo has hecho todos estos meses. 


—Lo hago ¡Porque tu me lo pediste!—le dice al punto del llanto—yo nunca use hormonas, yo jamás las necesite, yo fui cambiando paulatinamente, conforme iba creciendo, no necesite de nada de eso para ser lo que soy... O lo que era—Al darse cuenta que no aquellos cambios eran más para la satisfacción de Alejandro que para hacerle sentir bien a ella. 


—Andres ¿Crees que me trago ese cuento yo? Tengo cincuenta años y no creo que pasen cosas como esas—que le llamara de esa forma le molestó.


—Mi nombre es Andrea, es italiano, igual que mi madre y por eso lo llevo—se puso de pie y tomo una bata y se la puso atandola, poniéndose sus pantuflas, no llevaba nada más pero no importaba—Asi que si no me creíste ¿Para que prometerme todo eso? Yo te amo y tú solo me ves como un trofeo, como algo que puedes exhibir y no, yo no seré la esposa trofeo de un hombre como tú. 


Se quito su anillo y el collar lanzandolo al piso, salió de esa casa para no volver jamás. Tomo un taxi y fue a un hotel, le tuvo que hablar a su abogado para que le consiguiera dinero para pagar la noche en el lugar y poder al día siguiente comprar ropa e irse a una casa que le dejo Gerard. Sentirse como trofeo no fue nada lindo que en la soledad de la habitación de hotel, la joven Andrea se puso a llorar. 

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