Birth, Inheritance & Creation
#Karen
#GPPKH
#gptsbicw
#Cerrado
||My birth
||Presente/Pasado
||Karen - Dina - Firuze
Estaba bastante absorta viendo a sus hijos jugar, mirando incluso como su hija peleaba con fuerza con su hermano, quien parecía bastante entretenido y disfrutaba de como su hermana peleaba con el, en aquel momento le recordaba a sus días de cachorracuando jugaba con sus hermanas en la manada, con Firuze se llevaba muy bien pero a cierta edad entre los doce y catorce años alcanzan la madurez necesaria para poder transformarse y cuando eso eso pasa, también entran en su época de calor.
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Habitualmente la madurez se alcanzaba de forma normal a los doce años o quizás más, para Karen le faltaba un año al menos, pues solo tenía once años, sin embargo un ataque a la manada y sin muchos lobos adultos, ya que salieron para pelear por territorio con otra manada, dejaba a los más jóvenes solos, y a las mujeres y niños, prácticamente indefensos.
—Karen, llévate a Firuze—intervino Dina, iba corriendo hacia donde estaban los otros jóvenes.
Todos se transformaron en grandes lobos, correspondientes a su edad y rango, siendo Dina Kappa, podía ser Alpha y Omega si lo quisiera. Sin embargo la figura de un gran y poderoso lobo negro que les guío en aquel momento, parecía un Gran Alpha, como la de el Gran Alpha de la manada pero mucho más imponente.
Aquel lobo junto a los demás pudieron repeler y acabar con gran parte del aquelarre de vampiros que les había atacado.
Todos vitorearon y gritaron de jubiló ante lo ocurrido. Las familias se reunieron para cubrir a sus hijos, pero el lobo negro se acercó a Dina y transformó volviendo a su forma humana, dejando sorprendida a su hermana tanto Karen que la estaba buscando y Dina quien la vio y pudo sentir su aroma, ella le cubrió con su cuerpo, al cargarla.
—¿Cómo lo hiciste?—Le dice Dina llevándosela a su casa, seguida de Karen.
—¿Qué pasó? Me perdí la pelea, por estar buscando a Firuze—le dice Karen bastante interesada en lo ocurrido.
Pero Dina no le dijo nada y Firuze estaba agotada.
—¿Qué le pasó a Firuze?—al notar su desnudes.
Pero ni Dina entendía que había sucedido y mucho menos Firuze, quien se quedó dormida, al llegar a su casa le recostó en el sofá y la tapo con una manta.
—Ya me dirás qué sucede ¿Cómo encontraste a Firuze desnuda?—Le dice mientras va por ropa de Dina para que se vista.
No es que le molestará la desnudes de su hermana mayor, pero era mejor asi.
—Alcanzo la madurez, pero ocurrió algo que nadie entiende, ni siquiera yo—le dice Dina cuando vuelve y se vestía.
—¿Qué fue?—queria saber.
—Aparecio como Alpha, pero su aroma ahora que volvió a su forma humana es de Omega, no creo que ella sea bien recibida por el consejo—dice Dina algo preocupada.
La realidad es que las tres eran desendientes de una línea de sangre diferente a las de sus congéneres, no eran lobos completamente, sino en su sangre corría sangre de Ángel, eso lo sabían por parte de su madre, pero nunca le dijeron que tan cercano, además le dijo Karen a Dina que había leído un diario de su madre y este les decía que ellas tenían más que solo sangre de lobos en sus venas, pero que debían ser cuidadosas.
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Dio un sorbo de su copa cuando también recordó a aquella mujer que les dijo que tenían sangre de Ángel caído, porque de otra forma no habría sido llevada por aquel portal, además que era idéntica a la hermana de esta.
¿Qué sería de Firuze y Dina?
En eso Karen decidió cambiar de apariencia y unirse al juego con sus hijos, además quería que ellos crecieran bien, algo debía hacer al respecto, investigar más o menos en eso un botón cayó al piso y recordó una plática que tuvo al privado con aquella mujer.
—¿Quieren hacer un viaje largo?—les dijo a sus hijos cuando estos le saltaron encima.
Los gritos de emoción de parte de estos causaron la risa de Karen, además ayudaba bastante tener una buena relación con ellos y la enorme confianza que estos le tenían para contarle lo que estos sentían. Si bien Karen se convirtió en lobo justo un nueve de junio cuando cumplió los doce años, tardó un tiempo para saber que hacer, además fue gracias a Firuze que se dió cuenta que podían cambiar su apariencia a su antojó y conveniencia. Ahora con solo quince años, que recién hace poco cumplio, debía cuidar a sus cachorros a toda costa.
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