Music in my life (1)


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||Sin mirar

||2 de Enero

||Marianella


                  Odd Eye - Dreamcatcher



                   Su víctima tenía ocho horas maniatada y lloraba, apenas tenía unas pocas horas para seguir jugando con aquella mujer, quien estaba asustada, le había prometido que le perdonaría la vida, claro que no lo haría había conseguido una cámara como parte de su sello caracteristo, y fácil para ella crear un sitio que transmitiría todo por internet, claro que estaba acostumbrada a ello. Pero mientras la torturaba con navajas de rasurar y asfixiandola cada cierto rato sea por nada o por algo que decía. Recordando aveces momentos de su vida.


°°°


—¡Papá! Ya no me pegues ¡Por favor!—pedia aquella niña rubia, entre lágrimas y sollozos, podía sentir como su padre más fuerte le pegaba.


—Eso es para que aprendas a obedecer—le decía su padre cuando le pegaba con el cinturón, que fue lo que tenía a la mano—Y esto otro es para que te mantengas callada cuando los adultos.


Sabia cómo golpearla y que no quedarán muchas marcas o marcas tan evidentes. Su madre le ayudaba mucho a cuidar sus heridas y a ocultarlas, pero no era la primera ni la última vez que recibiría una golpiza, una vez más ella comenzaba a sentir que jamás había sido amada, cosa que comprobó a los trece años cuando su padre comenzó a verla como algo más que solo su hija o un saco de boxeo, una noche entro a su habitación y comenzó a manosearla, a acariciarla de una forma obscena y hasta meter su mano bajo su ropa, y no fue la única vez, lo fue haciendo varias veces.


Hasta que una de sus noches de borrachera y que había peleado con su madre, este fue a su habitación, le hizo lo mismo que días y semanas atrás, pero fue cada vez más lejos, fue entonces que Marianella se resistió, porque le penetraba con sus dedos y fue que su padre le dió una bofetada.


—Tu serás mía pequeña perra—le dice esto entre besos toscos y el de bajaba el pantalón.


—¡Papá! Sueltame, me estás lastimando—se quería safar pero su padre tenía más fuerza, cuando volteo para ver hacia afuera, ya que la puerta estaba semi abierta, alcanzó a ver a su madre—¡Mamá! Ayúdame... Papá quiere violarme—Dice entre lágrimas y suspiros. 


—Callate perra—le da una bofetada, se puso de rodillas y se bajó su pantalón mejor junto a su boxer sacando su miembro.


Su madre volteo para ver, pero después giro su cabeza y siguió su camino, a pesar de Marianella llamarla con urgencia, para que la salvará de aquella situación, pero nada paso. Aquella noche o mejor dicho madrugada era su cumpleaños catorce y fue cuando perdió su virginidad a manos de su padre. 


Algunas veces su madre veía como era violada su hija, pero nunca hizo nada, ni dijo nada.


Marianella en aquel momento que la vio que su madre se quedó viéndolos, a pesar que su llamado de súplica, creyó en principio que no era verdad, hasta que una vez la confronto.


—Madre ¿Si sabe que el asqueroso de mi padre abusa de mi?—dice esto tan directa y soezmente que escandaliza a la mujer—¿Lo sabés?


—No se de qué me hablas—hablo con nerviosismo—Y no hables así de tu padre... Podrá haberte golpeado pero violarte es ya demasiado Marianella.


—No finjas demencia—se enojo Marianella—la otra vez te vi... Te quedaste parada viendonos... No te atrevas a negarlo.


—Yo... Tu te lo buscaste, te comportas como una zorra—se excusa la mujer con molestia.


En eso se dió cuenta que su madre tampoco le amaba, comenzando a encerrarse en si misma y mantener distancia, era increíble que a pesar de ser su hija, su madre solo le viera y no hiciera nada más que ser espectadora de las terribles cosas que su padre hacia con ella.


°°°


Bien regreso a la realidad cuando una alerta de que habían llegado a la meta. 


—¡Vaya la gente quiere que muera! Pero seré el abogado del diablo—rio divertida de decir aquella frase tan popular en su mundo—Te dejaré vivir, solo si dices la verdad.


ohLos balbuceos de la mujer le hicieron reír—Vaya, había olvidado que también te tenía amordazada—Le quito la mordaza—¿Qué decía?


—Que yo no hice nada—Dijo aquella mujer entre lágrimas.


—¿No, perra? Tu dejaste que el maricon de tu marido estuviera violando a tu hija—le dice dándole un golpe a la cara.


—Esta bien, lo acepto—dijo entre lágrimas y su pómulo ardiendo—Fui una mala madre.


—¿Mala madre? Ni siquiera el término madre se aplica contigo—Escupio por asco.


Los que veían la transmisión escribían mensajes que decían que no merecía ser salvada, que merecía la muerte y mensajes más fuertes aún, lo que causó risa en la mujer. 


°°°


—Solo quedan dos, Marianella y la favorita: Isabella ¿Quién terminará antes con su comida?—Muchos gritaban el nombre de Marianella, les gustaba mucho como era de cruel, pero otros veían más cruel a Isabella quien parecía preocupada por sus víctimas y al final las mataba sin remordimiento alguno—Quedan ocho horas para llegar a las cuarenta y ocho horas que se les dió, sino cumplen en ese tiempo, serán eliminadas. 

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