Celos

 

#Serena

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#privado

||Estúpida Demonio

||Presente

||Serena - Lana - Lilith

                   No suele perder la paciencia con facilidad, de verdad que siente que es una virtud que ha sabido utilizar en muchas ocasiones lo que le hacía sentirse feliz con ello, eso hasta que conoció a Lana, una demonio al servicio de Lilith, con quién era completamente servicial y hasta con ella lo era, siempre y cuando Lilith estuviera viéndola o estuviera cerca, porque una vez que está la dejaba a su cargo para cuidarla, todo era para peor, porque a diferencia de las demás demonios que preferían estar lejos de ella, sabía que estaban ahí cuando las veía en la cocina agarrando algo de la alacena. 

Pero con Lana era todo lo contrario, le gustaba que la viera al parecer y no le agradaba mucho la forma que se refería a los hombres —Más como especie, que como sexo—Algo realmente molesto para Serena. 

—¿Qué te pasa? Siempre haces alución a lo inferiores que somos los humanos—Sabia bien que eso era para ella—mejor dime qué me concideras inferior y aún así te causo celos.

—No mi cielo ¿Celos? ¿Yo? De una insignificante basura—se burló y hasta se rió de ello—Mi señora es demasiado para ti, un ser inferior y no es que sea superior a mi señora o igual a ella, en lo absoluto, soy un tapete para que pase sobre mi las veces que quiera y seré agradecida por ello.

—Pero noto la forma en que me miras y no eres para nada disimulada—Claro esa forma que miraba a Lilith le molestaba y levantaba celos en ella.

—¿Y para que necesito ser disimulada?—se encogió de hombros—Ella sabe de mi devoción, de que vivo y respiro por sus órdenes, no necesito disimular, tu eres la que necesita disimular que anhelas algo que jamás vas a tener.

Aquella conversación estaba siendo escuchada por Lilith, pues entro apareciendo en el interior de la casa y Lana no se percató de la alarma que comenzó a sonar, por estar en plena plática con Serena, claro que ni Serena aún se daba cuenta de la forma de aparecer o desaparecer de Lilith, por lo que no escucho.

—Y segun tu ¿Qué es lo que anhelo?—claro ya sonaba exasperada y molesta. 

—Ser preñada, todas las hembras lo desean cuando encuentran a su pareja...—Pero en cuanto Lana le vio entrar, se callo y se puso de rodillas frente a su Ama—Mi Señora, Bienvenida—agacho la cabeza en señal de respeto y de que no merecía verla a los ojos, aún en la postura tan humillante.

—Agh, y ahí vas de arrastrada—comento exasperada y molesta, claro evidenciando la molestia que aquella demonio podía sacar de si.