Cita

 

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                Valentín no era el día con más trabajo para una jovencita de dieciocho años, el año pasado cuando aún tenía diecisiete ni siquiera tuvo cita en aquel día, pero este año un cliente le mando mensaje, pensó que sería algo común, una reunión en algún hotel de lujo, una cena, pláticas aburridas de negocios y sobretodo sexo desenfrenado y rudo, con felación al final. Sin embargo todo salió de sus pensamientos cuando el cliente en cuestión, de unos treinta y tantos años, le pidió algo diferente.


—Quiero que seamos novios, te pagaré lo que me pidas—Le dijo en hombre que se llamaba Arturo—Es para presentarte a mi mamá que ya está en fase terminal y no ha querido ser desconectada hasta que me vea con una mujer y realizado.


—Entiendo yo—era mucho lo que procesar.


—Por favor... No eres la primera chica que busco para esto, pero todas las demás se han opuesto y no aceptan aunque les hago el cheque en ese momento—Le saco de su saco un cheque con un número x y seis ceros—Este sería tu pago si aceptas—Eran doscientos mil dólares lo que estaba dando por algo así.


—¿Es solo ser tu novia? Es mucho ¿No te parece?—trataba de pensar.


—No, porque todo sería perfecto, déjamelo a mí, porque  tomaremos muchas fotos y al final en la tarde iremos al hospital—le dice, mientras le acerca el cheque—¿Aceptas?


—¿Qué tengo que hacer?—dice la menor al hombre que al escucharla, le pareció haber encontrado al ángel, sonriendo feliz.


—Actuar sorprendida, ante cualquier detalle que tenga contigo mañana catorce de febrero—Le responde y es cuando cae en cuenta de la fecha y es Shannon quien ríe—¿Qué es gracioso?


—Pudiste conseguir una mujer de verdad para presentarla y preferiste una prostituta, eso es lo gracioso—dijo Shannon con honestidad.


—Siendo sincero, en lo que se respecta al amor nunca tuve suerte, además me la dedico más trabajando y cuidando a mi madre, quizás en el futuro busque a alguien que me acepte por como soy y quién soy—al parecer el hombre tenía algunos complejos, pensó Shannon y no dijo más, guardo el cheque y miro al hombre.


—Mañana entonces seré tu novia hasta que den las doce de la noche, seré tu novia por veinticuatro horas—Le explica y antes de irse de la cafetería, le entrega su número de teléfono—Para que me escribas—le guiño el ojo y se fue, dejándole un casto beso en sus labios—eso es un adelanto, como el tuyo que me diste—guiño su ojo y se fue.


Y a las doce le mando un mensaje con un "¿Estás despierta?" Y ella le respondió "Si, cielo ¿Por qué?" Entonces Arturo le escribió "Porque mañana nos espera el más perfecto día, te amo" aquello le tomo de sorpresa, pero continuo con el juego "También te amo, dulces sueños cariño" termino los mensajes y se quedó dormida.


Cuando despertó en la mañana llegó otro mensaje con un "Feliz San Valentín mi niña, te amo" y cuando ella ya se disponía a tomar un café, llegó un hombre de correos dejándole un correo, más bien un paquete y este era un disfraz, y al sacarlo se impresionó todo era de su talla, era una gorra una playera y unos tenis todo de pareja junto a una nota "Espero te guste, son las cosas que pedimos, pero te las mando a ti para que las usemos hoy, te adoro, A" el hombre estaba siendo muy detallista, aquello le impresionaba, pero más impresionante sería cuando fue por ella, claro para esto y para el paquete, en la tarjeta con su número de teléfono, le dejo su dirección. 


Al verse, el también llevaba una playera y una gorra con los tenis a juego con los que ella tenía puestos. Pero además le llevo un ramo de flores, esto claro que le hizo sentir especial, era un ramo de flores amarillas de distintas, lo que le pareció muy lindo, porque no tenía una flor favorita, pero si que le gustaba el color amarillo.


—Muchas gracias—aspiro el aroma con delicadeza y sonrió, dejo las flores en una mesa junto a la puerta y salió con el hombre. 


Por las siguientes horas, desde las once hasta las seis anduvieron por la ciudad, en una larga cita, pasando por varios lugares, entre ellos un restaurante, no uno de lujo pero si que le gustó el detalle, hablaron de temas un tanto vanales pero que nada tenía que ver con negocios o cosas parecidas, sino de la película que estará próximamente en cartelera o del cantante que saco un álbum, rieron de tonterías, realmente ella estaba pasándolo bien, se daban besos y caminaron de la mano como dos novios enamorados. 


Llegada la hora recibió una llamada, fueron los dos al hospital y paso primero Arturo y tardó unos pocos minutos, después salió para pedirle entrar con ella, y fue cuando le presento como su novia, dijo su nombre y su edad, no dijo su edad real, pero la madre opino que era bastante joven. Fue entonces que Shannon hablo. 


—Lo conocí en una librería, yo estaba buscando un libro de economía y el me sugirió uno que no tenía siquiera en mente, me gustó y cuando lo pensé volvi por otro y nos volvimos a encontrar—lo decía que soñadoramente que la madre estaba entretenida, le sonrió y le pidió salir a su hijo.


—Yo se que mi hijo no lee, a menos que sea el periódico o las estadísticas de su empresa, pero que inventes unas historia tan genial—la mujer sonrió después de eso—me caes bien, espero hagas feliz a mi hijo.


Le pidió salir y ella se despidió de ella, y salio.


A los pocos minutos salió el nuevamente y lo noto extraño, derrotado, destruido. 


Cuando vio a Shannon que no se había ido, simplemente no pudo más y se echó a llorar, lágrimas rodaron por sus mejillas, Shannon no pudo más y le abrazo, fue uno de esos abrazos reconfortantes que hicieron sentir mejor a Arturo, para ese momento hizo otra llamada, para que fuera preparado el salón


—Muchas gracias, hiciste feliz a mi mamá y eso ni con todo el dinero que tengo podría pagartelo—Shannon miro con algo de preocupación al hombre porque se veía algo mal.


—No fue nada, pero tengo una pregunta para ti, sino te incómoda—para ese momento se había quitado el gorro y estaba jugando con el—¿Cómo supiste que es mi talla? Y que era mi personaje favorito y mi color favorito.


—La verdad, fuiste mi única opción, un amigo mío te contrato hacía un tiempo y me contó algunos detalles tuyos, el fue quien me sugirió que te contactara—Shannon se podía imaginar quien—Que eras la única que podía estar en situaciones así, por lo que eras mi única esperanza, además no me atrevería a llevarle a mi mamá mujeres tan extravagantes y tú, te desenvolviste muy bien.


—Años de práctica—Dijo a modo de broma, pero no tanto.


—Entiendo.


—A todo esto ¿Por qué dices que tienes un problema con el amor?—Le dice Shannon y Arturo se sonroja, a lo que Shannon comprende—Oh, tu no puedes ¿Cierto?—pensando que el era estéril o que su pene no erectaba.


—¿Has oído de los miembros de carne y los de sangre?—Shannon asintio—El mío es de carne y se me dificulta esconderlo, es incómodo que se fijen en mi paquete... Mejor te llevo a tu casa, es tarde y ya esto a acabado.


—Aun te quedan—miro su celular y sonrió—Cuatro horas.


—¿Podemos dejarlas para otro día?—Shannon asintió y en su papel de novia, se acercó a el y le beso en los labios.


Se despidió de él y se fue a su casa, fue una despedida un tanto agridulce, nunca había conocido a un hombre así y menos que parecía incómodo por órgano por el cual muchos hombres se sienten orgullosos por el tamaño, los únicos acomplejados que conocía, eran los hombres de pene pequeño, pero tal parece que estaba algo equivocada.


En fin su catorce de febrero fue no solo diferente, sino además único, y quizas no vuelva a tener otro día de San Valentín igual en su vida.

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