Manual "Tortura"

 

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                    Había terminado de afilar sus cuchillos, ya habían pasado dos horas y aquella mujer blanca no despertaba, así que optó por desvestirla, pero usando unas tijeras, le fue cortando tanto el pantalón, como la blusa, descubriendo que carecía se brassiere, solo traía una tanga color negro de Victoria Secrets la cual también corto y toda esa ropa la tiro a un bote metálico. Había comprado hacía un tiempo unas pinzas para pezones que afortunadamente trajo y se las puso en ellos.

Pero ni con las pinzas apretandole los pezones, la chica sin despertar aún, lo que estaba impacientando a Isabella pero recordó que vio en la cajuela del auto un pasacorriente y podía usar la batería de la camioneta, la cual tardó unos minutos en sacar. Y aunque se ensució su ropa, no importaba, sabía que terminarían hechas un desastre, después.

Con las pinzas de los cables pasacorriente conectados a la batería conecto uno a los tubos de la cama y el otro lo acercó y presionó una de las pinzas con esta, pasando corriente de inmediato, esto sin duda no solo despertó sino que grito de dolor por causa de la electricidad pasando por su cuerpo. 

—Pense que te habías muerto antes de jugar—dijo con emoció, la vio moverse y tratar de zafarse—Tranquila quiero que sufras, pero por mi, no por esas cuerdas. 

—¡Sueltame!—Decia Mía y trataba de forcejear—Estaran buscando. 

—Una, lo dudo porque en estos momentos se supone que estás volando hacia Estados Unidos—le dice primero y fue a buscar algo y se fue quitando la ropa, colocandose un arnés y un dildo, sin importar no le puso condón—Tenemos varias horas de diversión. 

La vio desvestirse y además ponerse aquel dildo que era ma grueso que los penes que había sentido. 

—¿Q-qué harás? ¿Quieres dinero?—Estaba completamente nerviosa temía lo peor.

—Violarte, claro, torturarte, llevarte al límite y a final comerte—Lo dice relamiendose sus labios—Vi que eres muy atlética así que seguro tienes el hígado y el corazón sanos, serán perfectos para comerlos. 

"¿Comerlos?" Se pregunto asi misma y aterrorizada, mientras Isabella le hizo flectar las piernas, aunque quizo cerrarlas no podía, y además Isabella se lo impidió, la próxima vez pensaría en comprar un collar de choques, para tener mejor control, pensó Isabella mientras fue penetrándola sin lubricarla, claro la cámara estaba grabando lo que hacía con ella, el como le penetró primero lento y después con fuerza enterrando sus uñas en los muslos de aquella rubia, podía sentir lo apretada que estaba, eso le ponía bastante caliente y más fuerte lo hacía, a pesar de haber participado en varias películas porno, nada las prepara para ser violadas, como ella, en ese momento.

Pero su cuerpo le traicionó y en poco tiempo llego al orgasmo y aunque gimio bastante y más porque no pudo fingi, Isabella sonrió satisfecha por esto. 

—Lo disfrutaste tanto como yo, puta—Le dice mientras se sacude el dildo de los fluidos. 

—¡Cállate! Eres un monstruo—Pero la respuesta de Isabella fue contundente, tomándole del cuello y apretandolo—¡S-sueltame!

—¿A quien le dices que se calle? Tengo la dirección de tu familia y verán como eres Violada y asesinada—Le dice esto muy cerca y esto al ver esos ojos podía ver qué hablaba encerio negando rápidamente—Eso creí. 

Lágrimas bajaron por sus mejillas, pero no pudo ensimismarse en su dolor emocional, volvió sentir dolor físico por sentir como pasaba corriente por su cuerpo, viendola retorcerse del dolor, algo que agradaba y excitaba tanto a Isabella. 

Pero todo apenas comenzaba, con sus dedos jala las pinzas de sus pezones, retorciendo estás y haciéndola suplicar que parará, usar otro dildo más grueso y volver a abusar de ella, y lo siguiente fue comenzar con los cortes.

—¿Por qué haces esto?—le cuestiona la rubia. 

—¿Y por qué tu haces esto?—contraataca, mostrándole un vídeo porno.

—Es mi trabajo—Contesto entre lágrimas—No me define, como persona.

—En eso te equivocas, si te define—le contradice—Porque aún cuando no te guste, si te define, eres actriz, la única diferencia es que a mí me gusta mucho hacer, lo que hago, disfruto del dolor ajeno, me complace ver sufrir a las personas cuando yo soy la causa de ese sufrimiento, así como también creo que el dolor sin una razón es un desperdicio.

—¿Cuál es esa razón para querer verme sufrir?—Estaba tranquilizandose, pero en eso Isabella le hace un corte profundo en su pierna, cerca de la vena femoral, causándole dolor y haciéndole gritar. 

—Divertirme, no necesitas saber porque simplemente—le hizo un par de cortes menos profundos pero cada uno bastante precisos—Vas a morir. 

El resto de la tortura fueron cortes en diferentes partes de su cuerpo y electroshock que le hacían gritar de dolor intenso. Aquellos cortes que le estaban manchando de sangre su cuerpo desnudo, pero que a Isabella no le importaba en lo absoluto.                                               

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